LA MUJER VISIBLE
«La mujer invisible [véase video], mi respuesta a su provocación. Quería ser mirada, ¿Quién no quiere serlo? Pero me estaba sometiendo a una mirada incorrecta o mejor dicho incapaz de mirarme, un tanto ajena e incomprendida: la de mis papás. Quería que reconocieran que yo estaba tras los platos limpios, las camas tendidas y todo eso ¡era lo único que esperaba! Bajo ese juicio consumí una semana tratando de llamar su atención o de sorprenderlos con la casa limpia... lo cual no pasó. Ahora entiendo por qué me esforzaba tanto: por el querer ser reconocida. Sin embargo, no había entendido que ellos no podían/pueden reconocerme de la forma que necesito, había olvidado casi por completo mi valor y me estaba pasando por lo altísimo a Aquel que me dio este valor. Al ver el video y reflexionar sobre mi experiencia de los últimos tiempos, igual empecé el día queriendo ser mirada, pero sé o al menos tengo más presente el hecho de que no se me reconocerá lo que hago pero lo sigo haciendo y me atrevería a decir que más libre, ya que antes era una pequeña tortura. Aquí entonces se abre una pregunta: si sé que no se reconocerá lo que hago ¿por qué lo hago? Y en el fondo ¿a quién se lo entrego? (Esto no solo viendo el problema de ordenar la casa sino que la vida entera). Aquí entra ella, la mujer invisible, una mujer que demuestra saberse mujer, que entiende lo esencial y a sabe a quién quiere gustar. Además, responde a su falta de reconocimiento por quienes no pueden reconocerla -por así decir- disponiendo aún más su casa, fortaleciendo su relación con Cristo, lavando más platos, doblando más ropa, construyendo los planos de su propia catedral... Y todo esto entregándoselo a la única Mirada por la que puede ser acogida, con un corazón inquieto que se mueve hacia los brazos del Padre [véase pintura de Los primeros pasos], el único que reconocerá su vida entera y el único al que quiero gustar. Quizás estoy consciente de esto ahora, pero no significa que lo haya entendido todo, me queda todo un camino para seguir comprobando la certeza que hoy tengo. (Gracias por la penitencia)» (Paloma)